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viernes, 31 de julio de 2015

París - Mont saint Michel en bici... Carina y camila

Hace casi un mes, mi hija Carina y su hija Camila, emprendieron un viaje en bicicleta por Francia. Fue para mí una íntima alegría y viví como espectador, la intensidad de los preparativos y aprestos para el viaje. Al regresar les pedí que hicieran un relato para colgarlo en este blog y lo que sigue fue escrito por Camila. Salvo la primer foto, que muestra a Carina haciendo el "curso acelerado" de cambio de cámara pinchada y colocación de parches, el resto fue obtenida por las viajeras. 

Carina en las prácticas de solución de problemas mecánicos....

Paris- Mont Saint Michel
El 29 de junio salimos desde Biescas, con las dos bicicletas cargadas. Nos llevaron hasta Pau y allí tomamos el tren hasta París.

Pasamos dos días recorriendo París y conociendo sus lugares más emblemáticos (Torre Eiffel, Palacio de Versalles, Notre Damme, Barrio de Mont Maitre, etc)

Comienzo del viaje: Salimos de París fácilmente y comenzamos el primer tramo de la senda bici, que fue muy agradable…pero como ya había anunciado la guía, teníamos un tramo de unos 50 km con mala señalización y sin senda bici haciendo la circulación por carreteras nacionales. 

Ese día, al llegar a Limours,  tuve una caída de la bici que hizo que terminásemos en un hospital para descartar lesión en su brazo derecho. Por suerte fue sólo un fuerte golpe y podíamos seguir. En el hospital conocimos a Elena, una catalana que vive muy cerca de Limours, entablamos conversación y al enterarse de lo que nos había sucedido se ofreció a llevarnos en su auto hasta la gendarmería de Limours para recuperar nuestras bicis y luego nos invitó a cenar y descansar en su casa. Un gesto amable y hermoso que nos vino de perlas para terminar el día con optimismo y con ganas de continuar nuestro recién iniciado viaje.

Luego tuvimos unos días de muy buen tiempo, en los que disfrutamos muchísimo de las horas de pedaleada, de la senda bici sin autos cerca, de los campings y lugares donde llegábamos al final de cada etapa. Chartres,  Nogent-le-Rotrou,  Le Mêle-sur-Sarthe, Carrouges…sitios muy pintorescos.

Cuando nos quedaban apenas dos etapas para llegar al Mont Saint Michel, Carina tuvo una rotura en su bici…estábamos a 14 km del pueblo más cercano y en una carretera muy poco transitada. Por suerte aparecieron Pascal y su hijo!!!! y nos dieron una ayuda increíble…Mientras yo esperé en una hermosa casa-castillo con una familia simpatiquísima, mi madre fue con Pascal en su furgoneta hasta un pueblo a unos 30 km donde le arreglaron la rueda, regresaron, armamos la bici y seguimos viaje.

Ese día el cielo estaba totalmente cubierto y la lluvia llegó con fuerza cuando estábamos a unos 8km de Bagnoles-de-l´Orne…Llegamos al camping empapadas…ese día armamos campamento debajo de un techo, esto nos permitió poder secar algunas cosas.

La lluvia seguía, así que decidimos avanzar unos km en tren…nos bajamos en Portoson, a 14 km de Mont Saint Michel…¡ qué ganas de pedalear!!!! ¡Ya estábamos cerca de la meta!!!!
Nos instalamos en el camping y nos fuimos a recorrer el Mont… La abadía una hermosura!      Por suerte, la lluvia no fue importante y nos dejó disfrutar de nuestra llegada a la “meta”. Sensación de alegría, satisfacción, superación…nuestro primer viaje en bici y pudimos cumplir el objetivo… ¡Somos Buenas!!!!!


Regresamos a casa cargadas de muy buenas sensaciones.


martes, 7 de julio de 2015

Salva Rodriguez

El martes 23 de junio, regresó a España, después de más de nueve años de viaje por el mundo, Salva Rodríguez. Creo que para quienes leen este blog no hace falta contar quien es Salva. 
Descubrí su blog hace unos cuatro años y me atrapó su forma de narrar y la dinámica que tenía su viaje. Casi sin saber como empezamos a intercambiar correos, visitó a mi hijo Pablo en su paso por Mendoza, Argentina, tuvimos sus libros en venta en nuestra tienda de chocolates y hasta hablamos por teléfono alguna vez.
En su regreso a Europa (este último) nos cruzamos en Polonia, pero estábamos rodando en sentidos contrarios y a unos centenares de kilómetros uno de otro. Lo invité a casa si su cruce del Pirineo lo hacía por algún paso cercano y finalmente, la tarde del 23 de junio, montado en su "Galeón" y con su estampa de Quijote sin escudero, lo tuve ante mí. La lectura de su blog en primer lugar y luego de sus libros, no solamente me daban el dato de que estaba ante un viajero de fuste, de los pocos que se involucran hasta el alma con las gentes y los lugares que visitan. De un intrépido corre caminos para el que no existen retos que lo amilanen y cada obstáculo es un estímulo... también me habían transmitido que mi "ilustre" huesped había transitado un profundo y transformador viaje interior y sus ojos veían de manera distinta lo material y penetraban en los entresijos más profundos de la vida. No fueron muchas las horas, y aunque se hubieran multiplicado tampoco hubieran alcanzado para arañarle una pizca de lo que tiene para enseñarnos. La vida es el espacio para la experiencia y las de Salva, en estos casi diez años últimos, fueron de alto contenido. Me había propuesto tratar de volcar aquí algunas de sus reflexiones, pero no me atrevo porque creo que no sabré darles la ondura que se merecen. Salva nos debe otro libro, uno que hable de este viaje interior. Se que le molestan los elogios y cree no merecerlos, pero sin buscarlo se convirtió en Maestro.
 Unas horas antes, le avisé a Diego Ballesteros de la llegada de Salva y este otro Maestro de Vida se acercó a compartir cena y charla. Un lujo reunir a ambos...