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miércoles, 18 de octubre de 2017

Castelo da Vide, Marvao y Elvas

Llegamos antes del medio día a este poco promocionado pueblo, llamado Castelo da Vide. Tiene 4100 habitantes y está ubicado a 570 mts., de altitud. Casas blancas, callejones, vecinos amables. El barrio de "la judería", nacido en el siglo XII, que creció en el siglo XV con la expulsión de los judíos de España. Las plazas y los pequeños bares y restaurantes con sus terrazas, invitaban a demorar el paseo y así lo hicimos. Grato descubrimiento.








 Me sorprendieron haciendo la meditación de después del almuerzo. Frida me acompaña.
 Subiendo callejuelas en búsqueda de la sinagoga

 llegamos y la entrada es gratuita, pero no permiten hacer fotografías. Está muy bien recuperada y contiene un pequeño e interesante museo.


A escasa distancia de Castelo da Vide, se encuentra Marvao, una aldea de 150 habitantes y a 862 mts., de altura sobre un peñasco, desde donde se disfrutan de maravillosas vistas. Desde el siglo XVI sufre una sangría de habitantes y los que aún quedan sobreviven gracias al turismo. Se encuentra a solo 10 kms de España y fue una plaza fuerte que vio pasar a romanos, visigodos y a los moros que llegaron en el año 715. En el 1160 los cristianos se hicieron con el control. La zona circundante está ocupada con múltiples monumentos megalíticos. Recomendado.





Nuestra visita coincidió con una fiesta anual que se celebra en Marvao, y hace hincapié en su pasado musulmán.






Nuestro siguiente destino fue Elvas, ya con más de 23 mil habitantes. Su principal atractivo, es una ciudad amurallada, con muchos pobladores. Toda su vida transcurre dentro de esas espectaculares instalaciones militares. El mercado, varias iglesias, comercios, etc. Después de 500 años de ocupación mora, en 1229 fue reconquistada por los cristianos. Su historia está llena de batallas contra las continuas invasiones españolas. Se puede acceder a la ciudadela en coche y existen varias áreas de aparcamiento. Una mañana o una tarde son suficientes para conocerla. Si les interesa el tema, puede sorprenderlos el mapa de las murallas, que verán en Internet. Otra construcción a destacar, es el acueducto Da Amoreira, finalizado en 1622, después de 100 años de trabajos. Tiene 7 kms de extensión y varios pisos de altura, resueltos en arcos.
 El camping de la ciudad cierra en baja temporada, pero pudimos pasar la noche en un parking, junto al acueducto.  
 La vista de esta obra es imponente.

 Entrada a la ciudadela



Hasta donde alcanza la vista se extienden las murallas. Mantiene una línea quebrada y en los extremos forma pentágonos.


Luego, partimos con destino a Evora. Nos instalamos en el camping y replanteamos el resto del viaje. Si bien esta ciudad ostenta el título de Patrimonio de la Humanidad, dimos por concluido el periplo por fortalezas y murallas y pusimos rumbo a las playas del sur. 
Encontramos refugio en un pequeño pueblo de pescadores, cercano a la ciudad de Faro. Se llama Fuzeta y cuenta con un camping municipal excelente a escasos 100 metros de la playa. Chiringuitos para comer pescado, vecinos de acampada europeos, todos mayores (como nosotros) y aunque poco sociables, muy respetuosos y nada ruidosos. La calidad de vida de los jubilados europeos es muy alta y se hace evidente en estos lugares. franceses, alemanes, belgas, holandeses, españoles, etc., se mueven en sus motor homes super confortables y disfrutan de esta etapa de la vida. Era curioso ver en la terraza del bar del camping, grupos numerosos bebiendo y charlando o simplemente conectados a Internet, mientras tres o cuatro sillas de ruedas eléctricas, aparcadas frente a las instalaciones esperaban a sus dueños. Gente que con sus 70 y hasta 80 años, cruzan media Europa para gozar del sol y las temperaturas de Portugal. La próxima entrada, que será la última de este viaje, servirá para mostrar las curiosidades que nos llamaron la atención. 

lunes, 9 de octubre de 2017

Mata do Buçaco, Monsanto e Idanha la Velha

 Nos instalamos en el camping municipal de Luso, un pequeño pueblo con termas. Estábamos solos en unas instalaciones perfectas y con inmejorable atención. Las instalaciones se encuentran a las orillas del poblado y en medio de un pinar a gran altura. Desde nuestra camioneta podíamos ver la torre del castillo de Buçaco y allí nos fuimos. 
La zona está poblada desde el siglo II de nuestra era, pero el Buçaco fue parquizado a partir de 1628 por los monjes carmelitas. El bosque, poblado con más de 700 especies de flora, fue cercado por una muralla, se hicieron caminos empedrados. Desde 1834, cuando fueron abolidas las órdenes religiosas en Portugal, la propiedad del bosque pasó a ser del estado y los reyes decidieron hacerse un palacio, pero después de su inauguración, en 1907, a los tres años fueron derrocados y ahora es un hotel.... la visita merece la pena. Aquí algunas fotos.   
La compañera Eva en la puerta de Luso, una de las varias que tiene el muro perimetral.


 Una de las calles empedradas que puede ser recorrida en coche (12€) aunque hacerlo de forma peatonal es gratuito. Fuera de los muros hay zonas de estacionamiento.




 Aquí el ranchito que se hicieron los reinaldos. Ahora es un hotel.



Después de este baño de humildad, sencillez y vida austera, nos fuimos a conocer Monsanto, una aldea de 200 habitantes a 600 metros de altitud. Una joya que recomendamos conocer, Hay que caminar las callejuelas y si dan los músculos, trepar al castillo. Las vistas son expectaculares... La mancha es la antena de comunicaciones, pero que se le va'cer... si no como hacemos con los teléfonos móviles. Cuando los romanos llegaron ya había un par de portugueses con unos kioskos. Cuando se fueron los romanos llegaron los árabes y se quedaron unos siglos... y ahora sigue habiendo gente, Siempre LA GENTE. Van fotos:














 Estas son tumbas cavadas en la roca. Es frecuente encontrarlas en la zona donde vivimos en España.


Muy cerca de Monsanto, se encuentra otra pequeñísima aldea que tiene una historia singular y una gran riqueza arquitectónica. Se llama Idanha la Velha (Idanha la Vieja). Fue fundada por los romanos y ahí están las murallas que construyeron. Alcanzó explendor con los visigodos, que la hicieron capital de la región y construyeron su catedral. Cuando llegaron los árabes, convirtieron en mezquita ese templo y luego, en el siglo XII, llegaron los templarios. Todos los rastros dejados por estas culturas están presentes, porque en el siglo XV una plaga terminó prácticamente con su población y los pocos super vivientes fundaron Idanha a Nova (Idanha la Nueva) Hoy está habitada por un pequeño grupo de pastores y granjeros. Cuanta historia..... cuanta GENTE. Más fotos;


 Al llegar, fuera de las murallas, pudimos estacionar en un área destinada a los turistas y lo primero que encontramos fue esta plaza de toros. 




Nos quedan unos cuantos días en este agradable país y esperamos contarles algo más sobre él. Saludos a todos
Eva, Frida y Raúl