Durante mi viaje he dormido muchas jornadas en los cuarteles de los bomberos. En Uruguay son profesionales e integran el cuerpo de policía. En Argentina fueron todos cuarteles de voluntarios. Algunas instalaciones son extremadamente pobres, otras cuentan con mejores medios, pero en todos lados la actitud de estos servidores públicos para con el viajero, fue de franca hospitalidad. La más de las veces he compartido el dormitorio y la mesa y la charla distendida transcurría entre mates y risas. Guardo de todos ellos un grato recuerdo.
En el primer día de viaje, después de una entrada nada grata a Montevideo, capital de Uruguay, rodé bajo una lluvia implacable y encontré refugio en el cuartel de Las Piedras... mates y tortas fritas fue el recibimiento.En el extremo izquierdo está el Jefe de Guardia, Leonardo. A los cuatro bomberos de guardia se sumaban otros cuatro agentes de un cuerpo que opera solo en los veranos para combatir los incendios de campos.
En la ciudad de Florida los bomberos son vecinos de la misma y su relación excede lo laboral para extenderse a la amistad. Trabajan en el mantenimiento de su cuartel, cuidando desde la pintura hasta el jardín.
Mario era Jefe de Guardia ese día y charlamos largo y tendido de lo humano y lo divino.
Aquí la dotación completa y sentado el "jardinero", que cortaba el césped con una tijera de hogar...
Un domingo de lluvia me demoró en la ciudad de Durazno y durante horas me guarecí en una estación de servicio. Finalmente busqué el cuartel y los bomberos me recibieron... a los pocos minutos compartí su mesa y unos tallarines con tuco
El primero a mi izquierda es Pablo, excelente cocinero y apasionado del chocolate... no solo lo come, también lo elabora para su familia.
Del cuartel de Durazno dependen otras unidades que abarcan una amplia zona, el jefe de todos estos cuarteles es el Comisario Walter Gonzalez. Durante mi estadía Uruguay soportó lluvias torrenciales que obligaron a declarar una alerta y ocuparon a mis anfitriones con múltiples salidas (Pablo, Ramiro, Andrés, Álvaro y Alejandro). Este cuartel ha sido totalmente rehabilitado con el esfuerzo de los bomberos y un trabajo de titan hecho por su jefe..
Cuando llegué al cuartel de Rivera, en la frontera con Brasil, ya me esperaban gracias a un llamado del Comisario González... La gente de esta ciudad habla portuñol y existen muchos apellidos de origen portugués. En el cuartel tiene de mascota un gran lagarto. David, Robert, Guille y Caillawa me sentaron a su mesa.
A los pies de la primer cama de la derecha se ve mi alforja. Me brindaron ese sitio en su dormitorio.
En todos los cuarteles, durante el cambio de guardia, en las mañanas, se repite la misma rutina. Se controla el material y se ponen en marcha los vehículos.
Luis es el chofer que entró esa mañana junto a Pedro, Víctor, Sergio y Carlos
Este cuartel, al igual que el de Durazno, es cabecera de una amplia región y existe personal que desarrolla tareas administrativas, aunque no está excento de cubrir guardias (24 horas). De camisa a cuadros Julio Da Rosa, subcomisario y "capo máximo".
El personal administrativo cuenta con una mujer bombero, Silvana. Los otros oficinistas son Carlos y Marcos.
Uno de los cuarteles que me alojó y que mayor precariedad muestra, es el San Javier en la provincia de Misiones, Argentina. Los voluntarios que allí trabajan están olvidados de las autoridades políticas de la ciudad y para cumplir su cometido deben echar mano a sus bolsillos y reparar lo irreparable. Suplen las faltas con ingenio y pasión.
La tormenta que se ve, descargó viento y agua durante unas horas. Las chapas que cierran el lateral del galpón parecían hojas de periódico... cenamos las pizzas que la mujer del bombero de guardia hizo para el ciclista viajero.
En Jardín América está la otra cara de la moneda. Un hábil jefe de bomberos, un municipio que apoya el trabajo de los voluntarios y una comisión de vecinos que trabaja en la obtención de recursos han logrado inaugurar hace poco tiempo nuevas instalaciones. Este es el salón comedor donde también descansan los voluntarios.
Cristian, a cargo de la guardia, dispone de un confortable sitio con equipos de comunicación interna y otros que lo unen a la red policial.
Eduardo Rati, jefe del cuartel, llegó de Buenos Aires donde era bombero voluntario y fundó este cuartel. Sus antiguos compañeros apadrinan este proyecto y le hacen llegar las unidades que reemplazan. También reciben fondos de la Federación Nacional.
Aquí cené lo que preparó Jonatan, un voluntario que después de su jornada de trabajo cumple varias horas de guardia. También conocí a Aldo Malaquías, Juan Carlos y Jeison.
En Puerto Iguazú, muy cerca del cuartel de bomberos, esta niña aborigen vendía sus artesanías en la calle, mientras jugaba a la "payanca"
En todos los cuarteles está presente la bandera y se realiza una formación para su izado y arriado.
Muy buena historia, son muy diferentes a los que tenemos en España. Saludos
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