Ayer por la mañana, viajando a Huesca, crucé en los túneles de Monrepós a un caminante arrastrando un carro. Al regresar lo adelanté y en un recodo del camino aparqué para esperarlo y charlar con él.
Me parece que a quienes nos gusta viajar de manera no convencional, estas personas nos despiertan un sentimiento de identificación y de solidaridad.
Se trataba de Peter, un belga flamenco, que inició hace casi un mes este viaje en Gibraltar, adonde arribó en tren y que tiene como destino final el norte de Noruega. Estima que los 6.400 kms. de recorrido le demandarán seis mese de caminata, aunque me cuenta que en terreno plano también trota.
Su carro es de aluminio, provisto por un sponsor y pesa con el equipo unos 60 kilogramos. Este encuentro fue pasado el mediodía y unas dos horas después y tras haber "pateado" los 10 kms., que lo separaban de mi casa, llegó a por la taza de chocolate que le prometiera.
Finalmente decidió concluir su jornada y descansar en nuestra casa. Hoy, después del desayuno reinició su periplo, con el objetivo de finalizar el día en el pantano de Búbal, unos 30 kms más al norte.
Desde la terraza, Eva le sacó esta foto a su llegada.
En la tapa del carro podemos ver la lista de países que recorrerá en este desafío.
Al carro se lo ve bien construido y ligero de peso, aunque a mi criterio exagerado de tamaño. Con la mitad de volumen cumpliría el cometido de transportar los elementos que Peter necesita para su viaje.
El día está diáfano y sin viento y los primeros 25 kms., son de muy suave subida, aunque las montañanas no amilanan a Peter que piensa coronar entre otros,. el Coll D'Aubisque y el Tourmalet.
Así cruzó la carretera, pero una vez en "su carril" emprendió un trote que nos sorprendió...
El alojar a estos viajeros, que obviamente uno no conoce previamente, hace que algunos amigos se sorprenda y juzguen nuestra actitud como arriesgada. Lo hemos hecho siempre y el balance es altamente positivo. Nos sentimos gratificados y enriquecidos. Los viajeros tiene una visión del Mundo y de la vida que no es la rutinaria. Es tener la oportunidad de asomarse a una ventana con vistas a paisajes y vivencias diferentes.
Me parece que a quienes nos gusta viajar de manera no convencional, estas personas nos despiertan un sentimiento de identificación y de solidaridad.
Se trataba de Peter, un belga flamenco, que inició hace casi un mes este viaje en Gibraltar, adonde arribó en tren y que tiene como destino final el norte de Noruega. Estima que los 6.400 kms. de recorrido le demandarán seis mese de caminata, aunque me cuenta que en terreno plano también trota.
Su carro es de aluminio, provisto por un sponsor y pesa con el equipo unos 60 kilogramos. Este encuentro fue pasado el mediodía y unas dos horas después y tras haber "pateado" los 10 kms., que lo separaban de mi casa, llegó a por la taza de chocolate que le prometiera.
Finalmente decidió concluir su jornada y descansar en nuestra casa. Hoy, después del desayuno reinició su periplo, con el objetivo de finalizar el día en el pantano de Búbal, unos 30 kms más al norte.
El alojar a estos viajeros, que obviamente uno no conoce previamente, hace que algunos amigos se sorprenda y juzguen nuestra actitud como arriesgada. Lo hemos hecho siempre y el balance es altamente positivo. Nos sentimos gratificados y enriquecidos. Los viajeros tiene una visión del Mundo y de la vida que no es la rutinaria. Es tener la oportunidad de asomarse a una ventana con vistas a paisajes y vivencias diferentes.
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