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martes, 14 de abril de 2015

Marrakech en cuatro días...

Desde mi viaje en bicicleta por Marruecos, tenía pendiente volver a visitar esta ciudad mágica que es Marrakech y hacerlo en compañía de Eva. Anoche llegamos junto a cuatro amigos y hoy comenzamos a recorrer las callejuelas del zoko.
El colorido, los olores, la vida, se atropellan ante nuestros sentidos. No podemos alcanzar a sentir todo lo que pasa. Es un viaje en el tiempo y a una cultura diferente, de la que más que conocimiento tenemos prejuicios, de los que tanto cuesta desprenderse. Creemos que existe una sola forma de ver la vida y de vivirla, la nuestra, pero si procuramos derrumbar esas barreras, nos podemos sumergir en experiencias enriquecedoras.
Sabores, olores, rostros, ropas, actitudes.... todo es nuevo y trataremos de que también nos sea grato. Esa es la misión que nos hemos impuesto.... ¿podremos ver Marrakech como viajeros? o ¿lo haremos como turistas?... ahí está el desafío.
 Eva llegó a la plaza de Djemaa el Fna, la que por sí sola merece una visita. Durante el día se sucenden los adivinos, cuenta cuentos, encantadores de serpientyes, los monos, bailarines, músicos, tiendas de comidas y gente que disfruta de todo lo que pasa ante sus sentidos.

no siempre es posible obtener fotos en los pequeños locales del zoco, pero aquí el artesano se brindó espontanea y generosamente.

 junto al color los aromas en este puesto de especias
 dátiles, higos, frutos secos.....
 los dulces son una tradición de la cocina marroquí... no solo fotografiamos, también nos llevamos unas cuantas para comprobar que son deliciosas.
 los artesanos marroquíes, con precarias herramientas hacen maravillas, como esta cerradura
 el hombrecito intentó venderme sus productos y luego todo se derivó a una animada charla, invitación a té de menta y fotos... Eva regresó a buscarme y cuando le pregunté cuantos camellos me daría por ella, me respondió que cien mil no bastarían... un gentleman africano.
 María vive "cayéndose" en cuanto tenderete de trapos se le cruza y aquí se probó el clásico pañuelo bereber... le queda bien. ¡ si la vieran en La Pampa!
Las puertas me llaman mucho la atención y en estas ciudades amuralladas hay muchas como para poder obtener fotos como esta.

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