Vistas de página en total

martes, 19 de diciembre de 2017

Historias y reflexiones

Cuando viajo en bicicleta, o ando turisteando o en este caso, en que he vivido intyensas experiencias en el Campo de Refugiados, me aparecen historias que creo merecen ser contadas y también en algunas situaciones se me da por reflexionar. Aquí les dejo algunas de esas narraciones que ya volqué en mi página de Facebook:


Cada vez que abro el Facebook, me pregunta: "¿que estas pensando?" y hoy pienso que estoy en el lugar adecuado y en el momento de mi vida adecuado. Hace tres días no me sentía así. Tengo ganas de contar historias. De esas sencillas en apariencia, pero que si uno se mete en sus pliegues, tienen mucho jugo. Allá vamos.
1)Los teléfonos móviles. Todos los refugiados tiene uno y son de mayor calidad que el mío. Además con conexión a Internet. He escuchado a compañeros y también lo he pensado:¡ no tienen nada, pero si teléfono! Y es que es su único vínculo con el mundo. Pueden saber de sus familias y hacerles ver que han llegado a Europa y están vivos. Los veo reír en solitario, mientras en un rincón se conectan con sus novias o hermanos y desde ayer, tengo seguidores de los que desconozco todo, porque sus nombres están escritos en árabe.
2)Amigos. A cada paso alguien me saluda y me llama amigo. Claro, llevo el chaleco de REMAR y esa es la ONG que les entrega la comida. Necesitan ser mis amigos. Cuando en mis paseos en solitario por el campo me detengo a pedir permiso para hacer una foto o a preguntarles de donde son, el tiempo que llevan aquí o simplemente saludarlos, indefectiblemente quieren saber mi nombre y donde soy. Hoy, después de terminar el reparto del almuerzo, desde la barrera un flaco y desgarbado africano gritaba ¡Raúl, Raúl, amigo!... lo conocí ayer, es de Somalia y comparte carpa con otros dos compatriotas... necesitaba comida y se la pude dar. Hoy sobraron raciones.
3)La fe. Camino a los baños vi a un hombre sentado y leyendo un hermoso libro. Me detuve y le pedí permiso para tomarle una foto. Me preguntó para que.Le dije que me parecía una buena imagen y que la compartiría con mis amigos y familiares. Aceptó. Luego supe que leía El Corán. Me preguntó sobre mis creencias religiosas y le respondí que creía que solo existía un Dios con diversos nombres y que a mi entender, todos los seres humanos somos hermanos. Me abrazó y llamó a sus compañeros. Me tiré media hora tomando té y conociendo sus historias personales. La vejiga reclamaba atención y dejé a este nuevo amigo. Es técnico en bioquímica y su país es Irán.



Vamos a contar historias.
1) Violencia: Diariamente se observa la violencia. En los niños y sus juegos. En los enfrentamientos "étnicos", en la prepotencia policial. Pero ayer, frente a mí, dos mujeres se tomaron a golpes. Cosas de comidas y actitudes egoístas. Una de ellas era imparable. Fuimos varios los que intervenimos para poder detenerla y luego calmarla. Más tarde me contaron que ISIS le degolló una hija.
2) Libertad: Creo que cualquier persona que caiga en un campo de refugiados y viva en él un año, siente una profunda frustración y necesidad de libertad. Eso le pasó a Alí, un joven paquistaní, que decidió cambiar de destino y huir a Atenas. Con una botella de agua y un paquete de bizcochos se escondió en un contenedor de basura. Allí pasó la noche y por la mañana un camión vació el contenedor en su caja y junto a los desechos viajó Alí al puerto. Enredado entre bolsas cayó dentro de más basura y trató de taparse como pudo. La policía caminaba pisando con fuerza para descubrir algún "ilegal". Luego la calma. Cuando el barco comenzaba su navegación, un policía levantó la bolsa que lo cubría y a puñetazos lo bajo a tierra. Había pasado 28, VEINTIOCHO horas, de su vida entre la mierda y solo consiguió que le sellaran la credencial en tinta roja. Pasó un año más y es muy difícil que Europa le abra sus puertas.
3) Separación. Ya lo conocen a Abdulha, el hombre que organiza y reparte los cartones y los palets. Durante los bombardeos en Alepo, pudo salvar a su mujer y sus hijos. Ellos están en Oslo, Noruega y él espera los dichosos papeles que le permitan volver a abrazar a sus seres más queridos. Mientras tanto, no pierde la sonrisa ni su actitud solidaria. Hoy le dio su pan a una familia que acababa de llegar al campo. Y yo lo estaba mirando.



Historias
Fe: El domingo pasado, Bastien, el voluntario francés, fue invitado por refugiados africanos cristianos, a su reunión en un monte con olivos. La pasó muy bien y me lo comentó. Desde el lunes visito el sitio, donde se respira mucha paz y sirve para desconectar del drama de Moria. Siempre encuentro a varios refugiados que oran, generalmente caminando y recitando pasajes de la biblia a voz en cuello, pero hoy se agregó el canto. Lo hacían en lenguas africanas, no en francés y repitiendo frases cortas. Uno hacía la "1º voz", variando el orden del estribillo, subiendo a bajado el caudal y los demás se limitaban a recitar esa corta frase. No creo poder transmitirles cabalmente lo que yo escuchaba, pero creo que si buscan en Youtube, música tradicional africana, tendrán una muestra. Súbitamente el volumen se apagaba y después de unos segundos, otro participante arrancaba con otra frase y otro ritmo. Luego volvieron a recitar sus frases en francés y finalmente volvieron al canto, pero esta vez acompañado de la danza. Normalmente medito y puedo abstraerme de estas ceremonias, pero hoy era tanta la fuerza que estos hermanos desprendían, que hasta llegué a sumarme al baile. Esto también es Moria



¿Que estoy pensando?
Que sentirse religioso no alcanza para tener estatura moral. Entiendo que las creencias religiosas, pueden ser herramientas para crecer éticamente y buscar dilucidar los misterios de la vida. Pero lo veo como un arduo camino de búsqueda interior, en el que inexorablemente descubriremos que la humanidad es UNA y sus componentes, HERMANOS.
En las estructuras de la iglesias, indefectiblemente, aparecen las "autoridades" y quizá algunos solo lo sean, porque pueden recitar de memoria, los textos de algún libro sagrado, pero en cuanto a egoísmo, mezquindad e insolidaridad, han logrado crecer poco o nada.
Muchos, quizá demasiados, esgrimen con laureles de gloria, haber sido alcohólicos, toxicómanos o ludópatas y proceden como los ex fumadores. Se tragaron todo el humo y ahora no aceptan que nadie sople.
Es cierto que cada uno elige como quiere pasar por esta vida y que la verdad tiene mil caras, pero las conductas que contradicen los principios que proclaman, deben ser repudiadas.
Nadie necesita intermediarios para llegar a Dios, pero parece ser que los intermediarios necesitan fieles para especular con Dios.
Quien trata a sus hermanos de manera utilitaria, caprichosa y de permanentes juicios, no puede ser conductor de nada.
Un líder, religioso o de cualquier actividad, debe ser seguido por su ejemplo. Por ser el primero. Por preocuparse y velar por quienes de él dependen. El líder, no es el que duerme la siesta mientras los demás trabajan. No es el que espera le limpien lo que él ensucia. No es que de manera arbitraria, resuelve cuestiones que no le incumben, pero lo contraría. No come mejor que su "tropa", ni descansa más que ella.
Ese tipo de pastor, solo necesita ovejas con vocación de esclavas.
Ernesto Guevara, El Ché, se declaró ateo (no creo que Dios se haya molestado), pero era capaz de dar la vida por salvar a su más modesto colaborador.


No hay comentarios:

Publicar un comentario